“No es lo que haces sino cómo lo haces”
Joseph H. Pilates
Cuerpo sano
En la sociedad actual buscamos un cuerpo sano, fuerte y flexible, asociado directamente con la belleza y el cuidado personal. Casi todos estamos convencidos de que el camino para lograr estos objetivos se forja en el seno de los gimnasios, a base de repetir y repetir ciertos movimientos con pesas y máquinas.
En efecto, las rutinas intensas construyen músculos voluminosos y transforman el cuerpo. Pero estos músculos son rígidos, faltos de agilidad, naturalidad, coordinación y flexibilidad. La rigidez nos hace más propensos a las lesiones y, claramente, sentimos que algo falta para conseguir el pleno bienestar. Hace falta otro tipo de trabajo físico. No es suficiente con tonificar y aumentar el grosor muscular. Tener un cuadriceps espectacular no está directamente relacionado con tener la flexibilidad para doblarse hacia el suelo y recoger una moneda, o para mantener el equilibrio cuando esquivamos un coche.
Mente sana
Un buen físico no lo es todo. Sentirse bien, disfrutar de la vida, vivir con intensidad son algunas de las claves del bienestar. ¡Hay que mimar la mente! Hoy en día el estrés amenaza nuestras vidas, afectando la mayoría de las personas. Para combatirlo se necesitan métodos que no tan solo alivien temporalmente los síntomas sino que los eliminen. La falta de claridad mental, la depresión y la irritabilidad son algunos de estos síntomas derivados del estrés. Las técnicas yóguicas combaten con éxito este mal y enriquecen a todo aquél que las practica.
La unión
Para tener salud y bienestar se necesita más que ser fuerte. Se necesita realizar un trabajo global que rete a la mente además del cuerpo. En este ámbito, el Yoga y el Pilates toman relevo.
La fusión del Yoga con el Pilates supone un sistema que aporta equilibrio físico y mental, mejora la postura, entrena los músculos y aporta vitalidad. Se suman los beneficios milenarios del Yoga a la fuerza y control del Pilates.
Si el Yoga y el Pilates ya son buenos de por sí, la unión es todavía mejor. La idea de unir los dos métodos y crear un sistema integral nace de la necesidad de mejorar y aumentar la calidad de los dos sistemas.
El primer requisito que cumple la fusión es que son dos sistema completamente compatibles ya que Joseph Pilates se inspiró, entre otras disciplinas, en el Yoga. Además comparten objetivos, siendo no sólo compatibles sino totalmente complementarios. Practicantes de este nuevo método que anteriormente practicaban o bien Pilates o bien Yoga han encontrado que la calidad de su práctica ha mejorado considerablemente. Los practicantes de Yoga insisten en la aportación tan grande que ha dado Pilates en proporcionar un solo centro de gravedad “el centro abdominal” que no solo da solidez a todos los ejercicios sino que mantiene la mente completamente centrada en el movimiento. Otra de las aportaciones del Pilates es el movimiento, el ritmo y la coordinación que cubre una de las carencias del Yoga. Por otro lado el Yoga aporta una gran riqueza en variedad de ejercicios (en la totalidad hay 1500 de ellos) pudiendo así ampliar el repertorio de las clases y adecuarlas a todos los niveles. Así mismo trabaja otras áreas como la respiración y la relajación cosa que los alumnos agradecen tanto después de una clase dinámica o de un gran reto físico como después de una clase más tranquila.
En definitiva, la fusión de estos dos sistemas no es solo recomendable sino que es aconsejable tanto para los profesores a la hora de ampliar y enriquecer sus clases, como para los alumnos, que aumentan la variedad y la calidad de los ejercicios.
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En nombre de la salud buscamos un cuerpo sano, fuerte y flexible, asociado directamente con la belleza y el cuidado personal. Casi todos estamos convencidos de que el camino para lograr estos objetivos se forja en el seno de los gimnasios, a base de repetir y repetir ciertos movimientos con pesas y máquinas.